miércoles, 12 de julio de 2017

A TU PADRE...



Si tienes la suerte de conservar a tu padre valóralo, es el hombre que cuidó de tí cuando eras un ser indefenso que sacrificó mas de una vez para que crezcas sano, fuerte y alegre.
Sobre todo respétalo, jamás lo critiques ni lo juzgues; esa potestad sólo le corresponde a Dios.
Háblale con franqueza nadie mejor que él para entenderte, cuéntale tus cosas con mas confianza que al mejor de tus amigos. 
Ten la seguridad que encontrarás en él al confidente ideal, y como no; si eres su pequeño frente al mundo.

Por la diferencia de años es normal que tengan distintas maneras de ver la vida y que algunas veces no se pongan de acuerdo, pero no te preucupes eso es bueno para ambos, conversa con él, cada vez que sea posible; esa dicha no la vas a tener siempre.
Pregúntale tú que harías? Lo vas a llenar de gozo, le va a hacer bien, sentirse útil, saber que lo tomas en cuenta, que crees y confías en él como cuando eras niño.
Escúchalo aunque sus consejos no lleguen a resolver tus problemas, te serán provechosos, te marcarán pautas y ayudarán a concebir nuevas ideas, hallarás en sus palabras la experiencia de un ser humano que alguna vez fue como tú, tuvo tu edad y trajinó por el mismo camino.

Si tines a tu padre quiérelo, no olvides que detrás de su sonrisa se esconde la nostalgia del hombre del que le quedó corto el tiempo, pero que ahora como es natural disfruta viendo en ti, la continuación de la vida.
Por eso cada vez que puedas, visítalo; tu sola presencia será suficiente para alegrarlo por que nada hay mas reconfortante hermoso y suficiente para un padre que la gratitud de un hijo.

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